Esta ruta la hicimos hace unos años, y ahora en pleno confinamiento, he decidido rescatarla de nuestro baúl de los recuerdos. Fue un precioso viaje, que merece ser recordado, y además así daros una gran opción de escapada una vez podamos volver a la nueva normalidad.
Es una escapada muy atractiva, primero porque esta muy cerquita de Madrid. En poco rato en coche vamos a conocer preciosos pueblos con historia, donde se come genial, disfrutaremos de la naturaleza, y donde podremos desconectar en esa llamada “España profunda” donde apenas llega la cobertura y se te cruzan animales por la carretera.
En total hicimos esta ruta en cuatro días, pero si tenéis más tiempo, hay muchísimos más pueblos en la zona para poder visitar.
Primer día
Salimos de Madrid pronto para aprovechar el día:
Torija
Nuestra primera parada por la ruta de Guadalajara, no podría ser otro que Torija. Decenas de veces había pasado por delante de camino a Barcelona, y siempre me quedaba mirando por la ventanilla, el castillo del pueblo al que debo mi segundo apellido. De modo que por fin iba a conocer uno de los pueblos de parte de mi historia.
Su privilegiada situación en el camino que enlazaba la meseta castellana con el reino de Aragón, ha hecho que el pueblo tenga su importancia históricamente.
Lo más top que tiene de ver el pueblo es su magnífica fortaleza medieval. Se cree que originalmente es del siglo XII, época de los templarios, pero la que vemos actualmente es la versión final del siglo XV, cuando ya pertenecía a los Mendoza.
También paseamos por su preciosa Plaza Mayor, ejemplo de arquitectura típica castellana con soportales y la pila en el centro. No puedo evitar pensar al cruzarme con sus habitantes que muchos pueden ser primos lejanos míos.
Vemos también la Iglesia de Nuestra señora de la Asunción del siglo XVI, la cual cuenta con una bonita torre con planta cuadrada.
Jadraque
Llegamos a Jadraque aquí también destaca como símbolo su castillo en lo alto. Existía previamente una pequeña fortaleza, pero fueron también los Mendoza los que construyeron el perfecto castillo en el cerro.
Era todavía temprano cuando llegamos y empezamos a pasear por sus bonitas calles. Lo mejor aquí es dejarse llevar y disfrutar viendo sus casas hidalgas con muchos siglos de historia en sus piedras.
En cuanto a patrimonio religioso, destaca la Iglesia de San Juan Bautista, y también hay una ermita, la del Santísimo Cristo.
Después de pasear por todo el pueblo, seguimos viendo todo bastante cerrado y entramos en un bar, nada turístico para tomar algo, aquí tomamos los mejores torreznos de nuestra vida. Siempre estamos diciendo de volver algún día y buscar ese bar escondido…esperemos que siga abierto..
Sigüenza
Llegamos al famoso pueblo de Siguenza, será nuestra última visita del día antes de ir a Atienza que es donde nos alojaremos.
Aquí destaca también su imponente castillo, el cual actualmente tiene una nueva vida ya que ha sido transformado en un precioso Parador. Para aquellos que no nos alojamos en él, podremos aún así disfrutar de sus salones y del patio.
También es muy bonita su catedral de estilo primer gótico, con preciosas capillas y rosetones en su interior.
Otro punto interesante del pueblo es la Casa del Doncel. Es una casa de estilo gótico, del siglo XIII. Se puede visitar su interior, los salones y el Archivo Municipal, los fin de semanas.
La Plaza Mayor donde se sitúa el nuevo ayuntamiento, era uno de las más grandes en su época de esplendor. Tiene la forma de la típica plaza castellana con sorportales con bares y restaurantes.
Sigüenza, es un buen sitio si no habéis parado previamente a comer. Aquí es típico el cordero o cabrito asado, y las migas con chorizo, huevo frito y torreznos.
Se nos empezaba a hacer tarde, y teníamos que ir hasta Atienza. Si vosotros tenéis más días os recomiendo pasar aquí la noche para poder disfrutar más de este precioso pueblo. De hecho Sigüenza por si sola es ya una escapada típica de fin de semana.
Segundo día
Atienza
De castillo a castillo vamos, y empezamos el día visitando el de Atienza. Este se encuentra en la parte alta del pueblo, y solo se conserva una parte de lo que fue en su origen. La entrada es libre y desde arriba se tienen unas preciosas vistas del pueblo.
El castillo primero fue una Alcazaba árabe, la cual fue posteriormente reformada por los cristianos una vez recuperaron el terreno tras la reconquista.
Las murallas todavía se conservan parte de lo que eran sus dos líneas del siglo XII y XIII. Alguno de los ejemplos que quedan en pie son el Arco de Arrebatacapas que une la Plaza de Trigo con la del Ayuntamiento. Además hay otras puertas y arcos, que le dan un encanto especial al pueblo.
Lo mejor es pasear y mientras ver sus interesantes monumentos, son bastantes las iglesias románicas que se conservan. Podemos destacar la Iglesia de la Santísima Trinidad que alberga un Museo de Arte Sacro y el Museo de la Caballada, fiesta más importante de Atienza la cual esta declarada Interés Turístico Nacional.
También merece una parada el Monasterio de San Francisco, la Iglesia de San Gil con otro museo sacro en su interior o la Iglesia de San Bartolomé.
Después de dar un paseo por sus bonitas calles con casas con soportales de madera o piedra, lo mejor es sentarse en una de sus terrazas a la sombra para tomar algo.
Nosotros tomamos algo junto con al Ayuntamiento en la Plaza de España, la cual cuenta también con una bonita fuente con pilón.
La Miñosa
Por la tarde hacemos una parada para visitar justo el pueblo que esta al lado, La Miñosa. No es una “parada turística” para la gente en general, pero en mi caso sí ya que es el pueblo original de la familia de mi abuelo materno.
Vamos a ver lo cambiado que esta el pueblo, como todos se han arreglado las casas y las dos ruinosas que hay son las que pertenecen a mi familia más directa, aunque la otra mitad del pueblo serán primos lejanos también.
Nada que ver es la imagen del pueblo que me llevé cuando era pequeña y no había ni teléfono, ni calles asfaltadas, ni agua corriente! Recuerdo estar en el bar que había (ya no existe) preguntar por el baño y reirse y señalarme el campo.
Ahora luce precioso, es un pueblo ideal para desconectar, y literalmente porque lo que si no hay todavía es cobertura (no se si actualmente seguirán sin tener).
Paseamos un rato entre las casas, mientras los vecinos dentro disfrutan de su desconexión de fin de semana, pocos viven ya allí continuamente. Es un claro ejemplo de la situación de los pueblos de la España interior.
Imón
Seguimos la visita por Imón, donde se encuentra las Salinas más importantes de Guadalajara. A la entrada del pueblo veremos un desvío para llegar hasta ellas.
Las salinas ya se explotaban en época romana, y sacan la sal de los manantiales de agua salada, que cogen la sal al pasar por depósitos subterráneos.
Actualmente se encuentran abandonadas, pero podemos ver los restos de los que eran las salinas. Aquí había varios almacenes, norias, y piscinas donde se producía la sal.
Lo más bonito desde luego es el efecto rojo que hace en sus aguas, y ver la sal ahí acumulada. Es una zona muy fotogénica.
Tercer día
Parque Natural de la Tejera negra
Tras dos días visitando pueblos con castillos, toca una parte del viaje donde disfrutar de la naturaleza, visitando el Parque Natural de la Tejera Negra.
Ponemos rumbo a Cantalojas, pueblo donde dormiremos y el más próximo al Parque Natural.
Al no visitarlo en otoño, vemos el parque muy tranquilos. Su importancia es su bosque de hayas, que se ha podido conservar gracias a su microclima. Estas cuentan con una extensión de 400 hectáreas, la mayor del Sistema Central.
Hay dos rutas circulares para visitar el Parque, la “senda de las Carretas” y la “Senda del Robledal”, si hacemos esta última ruta, no es necesario pedir permiso.
Si te gusta visitar los Hayedos, te dejos en enlace para nuestra entrada del Hayedo de Montejo y el Hayedo de la Pedrosa.
Cantalojas
Nos alojaremos en un precioso alojamiento rural en Cantalojas. Uno de esos pueblos que se conocen como negros, debido al color que les da la construcción de sus casas con la pizarra negra.
Estamos situados en plena Sierra de Ayllón, rodeados de naturaleza. Os recomendamos también pasear por los alrededores del pueblo, por donde discurre el río Lilla.
Por la mañana nos despiden con un súper desayuno de película, y nos dan ganas de quedarnos unos días más disfrutando de la zona.
Cuarto día
Tiermes
Seguimos nuestra ruta por la zona de pueblos rojos, y haremos una visita al Yacimiento Arqueológico de Tiermes.
Es una antigua ciudad celtíbera preciosa, donde muchos elementos constructivos se tallaron en la propia roca!
Los romanos se hicieron la ciudad y construyeron un foro y un acueducto. Más tarde paso a manos Visigodas, y finalmente árabes.
La visita la hacemos por libre, ya que solo hacen visitas guiadas en verano. Aquí podremos ver restos de la Puerta del Sol, lo que eran antiguas viviendas, la necrópolis celtibéricas, los foros romanos y su ermita románica.
Disfrutamos de esta visita prácticamente en soledad, pese a su gran belleza. Creemos que es una zona muy poco conocida, y es preciosa por el color rojo de la piedra, y además podremos ver buitres.
Pueblos rojos
Después de visitar Tiermes, cogemos la carretera SG-V-1111, dirección Riaza. Pero no vamos derechos, sino que cogemos esta opción para poder ir parando en diferentes pueblitos rojos.
Lo mejor que vayáis parando donde os apetezca. Algunos pueblos que pasaréis son por ejemplo, Santibañez de Ayllón, Madriguera, Villacorta, Alquité.
Aquí veremos el contraste, de ver los pueblos negros de la primera parte del viaje, a estos preciosos pueblos rojos.
Riaza
Acabamos la ruta parando en Riaza, antes de volver a Madrid.
¡Nos vemos en la siguiente parada!