Tal como os comentamos en la entrada de Chiang Mai, allí contratamos excursiones para los siguientes días.
Nuestro objetivo con la excursión de hoy ver el templo blanco, y todo lo demás es también un añadido interesante.
Tenemos por delante una larga excursión, hay tres horas y media hasta Chiang Rai en autobús desde Chiang Mai.
Nuestra primera parada fue el famoso Templo Blanco, para mí uno de los más bonitos de Tailandia. Cuando nosotros lo visitamos todavía estaba en construcción.
Lo primero que tendremos que hacer es cruzar un puente sobre brazos que trasmiten angustia. Estos simbolizan personas sufriendo, y que piden limosna y ayuda.
Tras el puente llegamos a la zona principal del templo, donde en la sala principal hay curiosos murales que la decoran. La pena es que dentro no se puede hacer fotos.
El tiempo que pasamos allí se nos hizo corto, es tan bonito que podríamos pasar horas admirándolo, pero tenemos que continuar.
Actualización: Si volviera ahora a Tailandia, visitaría todo más por libre. Siendo así os recomendaría también visitar el templo negro y el templo azul.
La siguiente parada de la excursión es Mae Sai, el pueblo que hace frontera con Birmania. Aquí veréis ese punto de conexión entre países.
Después de una pausa viendo sus puestos, continuamos hasta el triángulo de oro. Se llama así porque es el punto que coinciden Tailandia, Myanmar y Laos.
Esta zona tuvo una problemática hace años porque era una zona de tráfico de opio.
De allí bajamos al río, porque la excursión continua con un paseo en barca hasta Laos. En este paseo nos explican que los curiosos edificios que hay en el lado birmanio son casinos, donde van a jugar los tailandeses.
Aquí provechamos a comprar ya que Laos es más barato aun que Tailandia. Pero compramos bolsos, nada de cosas que me horrorizan como puede ser licores con animales dentro.
Para terminar la excursión volvemos a la furgoneta y nos dirigimos a visitar a la tribu de las Long Neck Women, o mujeres jirafa. Pertenecen a la tribu padaung o kayan y se caracterizan por sus largos cuellos adornados con aros de bronce.
En esta aldea que visitamos, la mayoría son cristianas, que han sido repudiadas por su propio país Myanmar, que ha tolerado que hayan tenido que salir a otro país por culpa de los acosos y continuas violaciones de los soldados.
La verdad es que impactan mucho y se mezclan las sensaciones de pena y sorpresa. ¿Hasta que punto viven así porque quieren, o están explotadas turísticamente por el gobierno tailandés?
Toca regresar después de un día intenso.
¡Nos vemos en la siguiente parada!