El destacamento penal de Bustarviejo es el mejor conservado de los nueve Campos de Trabajo Forzado de la dictadura de Franco, a lo largo de la línea del ferrocarril Madrid-Burgos.
Desde su abandono hasta hace dos años, el edificio y los campos de alrededor se usaban para el ganado y era un auténtico establo. En la actualidad, se ha rehabilitado gracias a la Asociación por la Memoria Histórica “Los Barracones”. Gracias al esfuerzo de la Asociación hoy podremos hacer esta interesante visita donde conoceremos una parte de nuestra historia ocultada.
Para llegar al Destacamento Penal de Bustarviejo, dejaremos el coche en la antigua estación de tren del pueblo, que se encuentra al final de la calle de la Cuesta. Está a las afueras de la población, a unos 2’5 km de la calle Mayor.
A la izquierda veréis el hueco de acceso para llegar hasta las vías. Hay que caminar por ellas hacia la derecha, camino hacia un túnel que veréis a lo lejos.
Andar sin miedo, ya que esta vía no esta en uso desde el 2011, debido a un desprendimiento que corto el paso en el túnel de Somosierra.
Andaremos por las vías más de un kilómetro, y por este recorrido pasaremos por encima de un viaducto, y atravesaremos con cuidado un túnel de unos 200 metros alumbrados con la linterna del móvil.
Cuando salgamos del túnel, saldremos a la derecha por una puertecita del antiguo muro de piedra.
Desde aquí ya veremos las primeras construcciones, a unos 100 metros de distancia.
El destacamento
El interés de construir esta línea de tren existía desde el año 1864, pero no se iniciaron los trabajos hasta 1926, bajo la dictadura de Primo de Rivera.
A partir de 1939, el régimen franquista construyó el tramo final, entre Garganta de los Montes y Chamartín de la Rosa.
El destacamento Penal estuvo operativo entre 1944 y 1952. Cerca de 2000 hombres, presos políticos republicanos en su inmensa mayoría, pasaron por este campo procedentes de distintas prisiones y gestionadas por el Patronato para la Redención de Penas con el trabajo. Además de presos políticos había algunos presos comunes.
Los presos eran procedentes de todo el país, vinieron del llamado “turismo penitenciario”. Cuando ya estaban acoplados en una prisión, se les cambiaba a otra y muchas veces en la otra punta del país.
Para obtener la “indulgencia” ofrecida por el programa de Redención de Penas había que cumplir numerosos requisitos: estar en los último años de la pena dictada, tener buena conducta, hacer un examen de religión, certificados médicos de vacunación y juramento de no haber pertenecido a la Masonería. En algunos casos también a la intervención favorable de alguna persona cercana al Régimen.
Todos los presos cobraban un “salario”. La empresa contratista de las obras pagaba a la Jefatura del Servicio Nacional de Prisiones, el sueldo íntegro propio de cualquier trabajador libre, del cual la mitad se quedaba el estado para su mantenimiento, otra parte se le daba a la Iglesia la cual se supone que “ayudaba a sus familias” y lo que quedaba era para ellos.
El campo de trabajo
La estructura principal del campo incluye 3 grandes recintos donde se hacinaban los presos, el patio, la cocina, el economato, las letrinas, los despachos y dormitorios de la policía.
En su entorno se encuentran las garitas de vigilancia, la celda de castigo, la Casa del Teniente, las cuadras, los polvorines, la caseta de herramientas y la cantera.
Lo primero que visitamos es la parte delantera, la cual eran las oficinas y las dependencias de la Policía Armada. Estas estancias se usarían como despachos y zonas de descanso ya que, excepto del Teniente, ninguno de los guardias residía en el complejo penal.
Después la visita continua en el patio, y desde ahí veremos los barracones, donde estaban recluidos los presos, que ocupaban la parte trasera del edificio. Ahí veremos los dos dormitorios y las letrinas.
El lado lateral derecho vemos los restos de lo que era la cocina, el botiquín y el economato.
En cuanto a las garitas de vigilancia, llama la atención que no estaban destinadas a controlar a los reclusos sino para vigilar posibles ataques de los “maquis”.
Las cabañas de los familiares
También veremos los restos de unas cuarenta diminutas cabañas, de unos 4 metros cuadrados cada una. Estas fueron construidas por los presos en las laredas del monte para sus familias. De este modo, la familia pasa a formar parte del sistema represivo. Pensar que si tienes a la familia al lado, hacía que los presos no se fugaran o tuvieran conductas rebeldes.
Todas estas mini cabañas tenían un pequeña zona para hacer fuego, bancos de piedra en el interior y tejado de cemento.
Los monumentos
Veremos los dos túneles, el viaducto y la estación, todas construidas por los presos.
Los túneles tienen 395 y 248 metros respectivamente. El viaducto tiene 11 arcos y 26 metros de altura.
Como curiosidad para hacer el túnel, fue necesario usar dinamita, la cual siempre se hacía estallar a las 12:00. Esto servía de “reloj” para los vecinos del pueblo, ya que al oírlo de lejos ya sabían que hora era.
El puente que cruzamos al llegar es conocido como el Puente del Perdón, ya que ahí se suicidó el Primer Teniente del Penal. Se puso ese nombre porque en un principio se pensó que lo hizo por remordimiento de conciencia, y más tarde se enteraron que fue porque su mujer se había puesto los cuernos con otro.
El día que visitamos el Penal, tuvimos la suerte que había un señor que fue uno de esos niños que vivió en esas mini casitas, y nos comentó que el Teniente fue la persona que mejor se portó con los niños, y tenía detalles con ellos.
El paisaje
El campo esta situado en la Dehesa Vieja, una de las dehesas boyales de Bustarviejo (un terreno de pasto para el ganado de labor). Su origen es muy antiguo, ya en el siglo XIV estaba documentada.
La Memoria Histórica
La visita es una oportunidad de conocer la realidad de la represión de la posguerra. Todas las remodelaciones realizadas se enmarcan es un proyecto de investigación, restauración y puesta en calor de este complejo histórico como ecomuseo.
Gracias a una serie de subvenciones de los Ministerios de la Presidencia y de Cultura, con historiadores y arqueólogos de la Universidad Complutense, de la Fundación Domingo Malagón, del Foro de la Memoria y de la AMESDE. Sin todos ellos hoy no podríamos ver esto recuperado.
Si queréis pasar una mañana diferente, disfrutar de la naturaleza, y descubrir una parte de nuestra historia no dejéis de visitar el Penal de Bustarviejo. A continuación el enlace al Facebook de la Asociación que realiza las visitas guiadas, todos los primeros sábados de mes.
Asociación para la Memoria Histórica Los Barracones.
¡Nos vemos en la siguiente parada!
El guía parecía adoctrinar en el republicanismo,allí había un señor mayor hijo de un preso,que contradijo en varias ocasiones al propio guía,las casas de los familiares eran solo de vacaciones,pasaban allí 15 días xa visitar a sus familiares presos,no vivían allí ni mucho menos durante toda la estancia del preso,el lugar donde nos decían estaban las estancias de los presos dijo q ahí no vivían,sino en otro barracón con unas maderas,y q lo q nos decían q eran las estancias en verdad eran cocina y oficinas,y el cómputo de la pena era de cuatro días por cada día trabajado,no uno por día como nos decía el guia.
Intento en varias ocasiones asimilar el destacamento con un campo de concentración nazi,sin vallas,sin muros,con tres comidas distintas al día,con sueldo para cada preso,con posibilidad de visitas a lós familiares,con economato xa comprar…en fin…no sé si han estado en Auswicht,pero nada que ver…resultó ser un día precioso en el campo,pero lástima que la visita resultará tan sectaria y de tan poco rigor histórico.
El testimonio que más se ajustaba a la realidad era el del hijo del preso, sin duda,nos hubiéramos quedado escuchándole a el de buen grado,pero todo mi grupo abandono a mitad la visita,nos fuimos a tomar el sol, y comentar con personas de distintas tendencias políticas que ra una pena que se retorciera así la historia.
Estoy de acuerdo totalmente con el comentario anterior. Si lo que pretendía el guía era la reconciliación con las tristemente dos Españas que pretenden seguir recordándonos, así no lo consiguen Sino todo lo contrario. Bien es cierto que la historia en un momento reciente, la escriben los ganadores, pero el tiempo debe poner las cosas en su sitio. Una guerra tan dura por la lucha de hermanos contra hermanos con barbaridades por ambos lados, es lo que tiene que quedar para que no se repita.
La posguerra también fue un hecho. Pero que un guía tergiverse la verdad transmitiendo hechos comparándolos con un Auswitch, es que no sabe de historia y solo mueve el rencor y el odio. Que diga que la democracia española es débil, poco análisis histórico tiene. Y lo más triste es lo que está transmitiendo a las nuevas generaciones. Un guía debe transmitir ecuanimidad y veracidad y no avivar el fuego de la no reconciliacion sin rigor histórico e información
No recomiendo esta visita con esta asociación.
En nuestro caso el guía nos contó la historia de manera neutra, no nos trasmitió la sensación que tuvisteis, ni mucho menos compararlo con los campos de concentración nazi. Estaría bien que para eso no pasara que la asociación tomara nota y que haga un guion para que los voluntarios no se desvíen y mantengan la neutralidad que se pretende. Gracias por transmitir vuestras sensaciones y esperemos que se tengan en cuenta para las futuras visitas si lo leen, aunque quizás estaría bien que se lo comentéis a la asociación.