Nuestro segundo día en Venecia lo dedicamos a realizar una excursión a las tres islas más importantes, Murano, Burano y Torcello. Dejamos pendiente visitar la isla de Lido para otra escapada.
El hotel lo tenemos junto a la estación de trenes de Santa Lucía, así que ahí comenzaremos la excursión, cogiendo un vaporetto en la estación de Ferrovia.
Optamos por comprar un bono de 12 horas, que cuesta 16 euros, ya que comprando los tres billetes por separado nos hubiese costado más caro.
Aquí podemos coger un vaporetto de las líneas 41 ó 42 que nos llevará hasta Murano.
En este recorrido, el vaporetto hace una parada en la isla de San Michele, la cual está ocupada en exclusiva por el cementerio de Venecia. Aquí se bajan varias personas a llevar flores a sus familiares.
Isla de Murano
Al llegar a la isla de Murano, nos bajamos en la primera parada, la de Colonna. Daremos una vuelta por la isla, al ser tan pequeña no hace falta ni mapa ni mayores explicaciones, sino dejarnos llevar y callejear.
Murano es la isla especializada en vidrio, donde la mayoría de sus habitantes trabajan en su producción. El vidrio se empezó a fabricar en Venecia hasta que comenzó a ser muy peligroso.
Las casas eran de madera, y para elaborar el vidrio es necesario alcanzar temperaturas altas. Después varios incendios, decidieron trasladar las fábricas a la Isla de Murano.
Durante el paseo, visitamos una fábrica de vidrio, donde enseñan “gratuitamente” como lo hacen, después de invitarte a pasar por su tienda y pedirte la “propina” para el artesano.
Es muy curioso ver la elaboración del vidrio de Murano que aún hoy se realiza a mano, de la misma forma tradicional.
Finalizada la visita, vamos hacia el centro de la isla junto a su canal principal. Nosotros no entramos, pero allí se encuentra el Museo del Vidrio en el Palazzo Giustinian. Dentro hay muestras de vidrios desde la época Egipcia hasta la actualidad, y la evolución de la técnica de elaboración.
Visitamos también la iglesia de Santa María y Donato que tiene un espectacular mosaico bizantino.
Como tampoco podría faltar, para terminar recorremos las innumerables tiendas para comprar souvenirs de vidrio para nuestros familiares.
Isla de Burano
La siguiente parada es la isla de Burano. Para ello cogemos la línea LN de vaporetto en la estación de Faro.
Damos un paseo por Burano y disfrutamos de la gran belleza de sus coloridas casas, pertenecientes originalmente a pescadores. Sus casas pintorescas hacen difícil tener la cámara en reposo.
Se dice que las casas fueron pintadas con esos colores para que los pescadores pudieran reconocer sus hogares desde lejos. Bonito, no??
Los habitantes de Burano tradicionalmente se han dedicado a la pesca y a la elaboración de encaje. Es posible adquirir piezas de encaje hechas a mano.
Aunque para los que queráis llevamos una de recuerdo tenéis que tener cuidado porque hay encaje hecho en China. Que no os vendan gato por liebre..Una buena forma de reconocer el original es el precio, ya que si es muy barato lo más seguro es que no este hecho a mano en la isla.
Durante nuestra visita vemos también la iglesia de San Martino Vescovo, con su torre del campanario inclinada. A estas alturas del viaje, ya hemos visto varias torres en esta misma situación.
Torcello
Para terminar la excursión, desde la estación de vaporettos de Burano, cruzamos al pequeño islote de Torcello.
Es sorprendente pensar que Torcello fue la isla más poblada de la república veneciana, con más de 20.000 habitantes, ya que actualmente está casi deshabitada. La verdad es que no se donde se metía tanta gente jeje.
Vemos en un cartel que hay varias opciones de excursiones de naturaleza para realizar por la isla. Si hacéis un viaje con tiempo, y os gusta practicar el senderismo, puede ser una buena opción para conocer más la isla.
En la plaza del pueblo, encontramos el trono de Atila.
Al lado está también la catedral bizantina de Santa María de la Asunción, una de las más grandes y antiguas de Venecia, así como su la iglesia bizantina de Santa Fosca.
Nosotros las vimos solo por fuera pero ambas iglesias sólo se pueden visitar hasta las 18:00 (de noviembre a febrero, solo hasta las 17:00).
Volvemos dirección a la estación del vaporetto, y mientras tanto tomamos algo en una cafetería, muy concurrida, debido a que no hay más opciones.
Después cogemos el barco que nos lleva hasta Venecia. El viaje dura una media hora, donde nos podemos relajar y disfrutar de las preciosas vistas de la laguna.
Llegamos hasta la estación de Zaccaria y ahí cogemos otro vaporetto para volver hasta nuestro hotel, así tenemos oportunidad de navegar por el Canal Grande y disfrutar una vez más de las vistas de esta preciosa ciudad.
Nos vamos de Venecia con muy buen sabor de boca. Antes de venir habíamos escuchado comentarios positivos y en cambio otros negativos, que decían que la ciudad estaba descuidada. Nos hemos ido enamorados de la ciudad y de Burano, con sus casas de colores.
¡Nos vemos en la próxima parada! 🙂